El origen del IECS se remonta a fines de la década del ‘90, cuando un pequeño grupo de médicos (Adolfo Rubinstein, Andrés Pichón-Riviere, Federico Augustovski, Ezequiel García Elorrio y Fernando Rubinstein junto con otros profesionales) impulsó la creación de una maestría en Efectividad Clínica en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), siguiendo el modelo y la inspiración de un posgrado en Harvard. Esa maestría, conocida inicialmente de manera informal como Programa de Efectividad Clínica o “PEC” hoy tiene más de 500 graduados y contribuyó a introducir en Argentina el concepto de que existe una distancia entre los resultados de eficacia en estudios aislados, la verdadera efectividad de las intervenciones desde un punto de vista relevante para la salud pública y la valoración crítica de las evidencias a la hora de tomar decisiones sanitarias.

Era una perspectiva que buscaba vincular el paper académico con el mundo real. Que empezó a formular interrogantes y explorar respuestas pertinentes a las necesidades específicas de las personas de carne y hueso y a la gestión eficiente de los recursos. Esa perspectiva defendía la investigación, pero para modificar la realidad. No era un enfoque que muchos tuvieran en esa época, ni al que se abordara localmente con equipos técnicos específicos. Entonces, más allá de formar recursos humanos, casi de inmediato se sumaron consultorías para la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS), con el fin de evaluar la composición del Programa Médico Obligatorio (PMO) y, más adelante, acuerdos similares con otras instituciones públicas, de la seguridad social y privadas de la Argentina y de otros países de Latinoamérica.

Se decidió encarar la transición desde un programa académico a una organización. El IECS, cuya acta fundacional se firmó en julio de 2002, empezó a generar recursos genuinos. Desde la primera oficina en la Escuela de Salud Pública de la UBA, con apenas dos empleados, en 2005 el IECS pudo mudarse a un departamento y ampliar el personal técnico y administrativo. Para cuando se inauguró la actual sede, en el barrio porteño de Palermo, a fines de 2010, el plantel ya rondaba el medio centenar.

Un pilar tradicional del IECS ha sido su designación en 2002 como Centro Cochrane Colaborador en Argentina y miembro de la Red Cochrane Iberoamericana: integrante de la mayor iniciativa global enfocada a realizar, mantener y difundir revisiones sistemáticas y meta-análisis de la literatura médica para orientar la toma de decisiones clínicas. Otro gran paso se dio en 2005, cuando el IECS fue aceptado para integrar la International Network of Agencies for Health Technology Assessment (INAHTA) junto con las principales agencias de evaluación de tecnologías sanitarias del mundo. Ese mismo año se creó el Departamento de Calidad de Atención y Seguridad del Paciente.

Para 2007, ya habíamos generado tres decenas de títulos (propuestas registradas de investigación), protocolos y revisiones, liderando la producción en América Latina.

Pero también se diversificó el foco de las actividades. Un hito en ese aspecto fue el desembarco desde el Centro Latinoamericano de Perinatología (CLAP) de la OPS del grupo que formaría el Departamento de Investigación en Salud de la Madre y el Niño del IECS: José Belizán y Fernando Althabe. Ellos trajeron una cultura distinta vinculada a la dinámica de los grants de investigación, las publicaciones en revistas científicas del máximo nivel y los estudios primarios en distintas áreas de la salud, tanto en Argentina y en la región como en el resto del mundo. El IECS fue definiendo su misión y visión. Ya no sería una mera agencia de evaluaciones sanitarias, o un formador exclusivo de recursos humanos, sino que expandió su visión y se perfiló como lo que hoy es: una institución independiente dedicada desde múltiples planos a mejorar la salud pública.

El proceso se consolidó de manera extraordinaria en los años subsiguientes y dio lugar a la conformación de un entramado de nuevas unidades, centros y departamentos. En 2009, un instituto perteneciente al NIH de Estados Unidos seleccionó al IECS para coordinar en el Cono Sur el Centro de Excelencia en Salud Cardiovascular para América del Sur (CESCAS), iniciativa que sería germen del actual Departamento de Investigación en Enfermedades Crónicas.

En 2015, se creó la Unidad de Cuidados Paliativos Pediátricos: un equipo interdisciplinario formado por paliativistas, sociólogos y antropólogos. También se constituyó de manera formal dos unidades: una Unidad de Estadística, Manejo de Datos y Sistemas de Información, destinada a procesar y analizar de manera transversal el caudal de datos originados por los distintos grupos de investigación, y una Unidad de Comunicación. Y, en 2016, se formó el Centro de Investigación de Epidemiología y Salud Pública (CIESP): la primera unidad ejecutora del CONICET dedicada por completo a ese campo.

El paso del tiempo también trajo reconocimientos. Así fue como en 2013 la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) designó al Departamento de Evaluación de Tecnologías Sanitarias (ETS) del IECS como Centro Colaborador de la OPS/OMS en evaluación de tecnologías de la salud.

En 15 años de trayectoria, el IECS coordinó 303 proyectos de investigación en 26 países, publicó más de 400 artículos en revistas científicas internacionales y ofreció más de 50 programas de capacitación en el campo de la salud pública, de los cuales egresaron 3000 graduados. Pero, más allá de los números, pudo consolidarse como una institución dinámica y multifacética que busca generar y promover la mejor evidencia científica para contribuir a mejorar la salud global.

En esta historia institucional, cada paso fue fundamental para construir una organización sustentable impregnada de mística, crecimiento, reconocimiento y proyección. Y que, como en sus orígenes, sigue comprometida con la producción y la utilización de la evidencia más firme para mejorar la salud de las personas. Hoy el IECS es una organización que se apoya en el empeño, el compromiso y la dedicación de todos sus miembros, quienes están convencidos de que es posible generar conocimiento para resolver nuestros problemas prioritarios y lograr sistemas de salud más efectivos, eficientes y equitativos.

El IECS hizo más de lo que soñó en los inicios y apuesta diariamente a seguir transitando ese camino.