Las bebidas azucaradas, la construcción de evidencia y las políticas públicas: un ejemplo de articulación virtuosa

MARZO – ABRIL 2023
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Dos trabajos recientes grafican nuestro esfuerzo y compromiso en la reducción del consumo de este tipo de bebidas y pueden brindar apoyo para la implementación de políticas públicas en Latinoamérica y el Caribe.

Para impulsar políticas públicas en salud, es esencial disponer de información rigurosa que sustente la necesidad de esas intervenciones y que sirva también como “línea de base” para documentar eventualmente el impacto de distintas medidas adoptadas. El caso de las bebidas azucaradas es un buen ejemplo de la articulación virtuosa entre la generación de evidencia por parte de investigadores y la promoción o implementación de una legislación orientada a prevenir las consecuencias adversas sanitarias, económicas y sociales derivadas de su consumo.

Desde el IECS, venimos trabajando desde 2018 en investigaciones tendientes a producir, sintetizar, documentar y diseminar en un lenguaje más llano evidencia sobre carga de enfermedad y costo económico atribuible al consumo de bebidas azucaradas, las estrategias más exitosas de etiquetado frontal y regulación de la publicidad, promoción y patrocinio, el impacto del aumento de impuestos y la efectividad de medidas educativas y de modificación del entorno escolar en la reducción de su consumo. Algunos de esos trabajos han ayudado a fundamentar y permitir la sanción en Argentina de la Ley 27.642 “Promoción de la alimentación saludable”, popularmente conocida como “ley de etiquetado frontal”, así como el avance de proyectos similares en otros países de la región.

Dos trabajos recientes grafican nuestro esfuerzo y compromiso en esta línea y pueden brindar apoyo adicional a las intervenciones de políticas que muchos países están luchando para implementar o defender de ataques de sectores interesados.

Por un lado, mediante una revisión exhaustiva de la literatura y un modelado que permite estimar cifras de enfermedades y costos atribuibles al consumo en Argentina, Brasil, El Salvador y Trinidad y Tobago, pudimos estimar que a tomar gaseosas, jugos, aguas saborizadas y bebidas energizantes y deportivas con azúcar pueden atribuírsele por año 4,3 millones de casos de exceso de peso en niñas, niños, adolescentes y adultos,  2,2 millones de casos de diabetes tipo 2 en la vida adulta, así como 18.000 muertes. En los cuatro países analizados, los costos directos de tratar estas y otras enfermedades atribuibles a las bebidas azucaradas (desde cardiopatías hasta daños renales y asma) trepan a 2 mil millones de dólares en la edad adulta. El estudio fue publicado en BMJ Open.

Por otra parte, en una iniciativa conjunta con la Fundación InterAmericana del Corazón (FIC), la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN), el Hospital Ramón Carillo de Bariloche y el CIESP (una unidad ejecutora del CONICET en el IECS), pudimos proyectar que la aplicación efectiva de la “ley de etiquetado frontal” podría reducir casi 24% el consumo de bebidas azucaradas en Argentina, lo cual evitará a corto plazo más de 100.000 casos de sobrepeso y obesidad en niñas, niños y adolescentes, y a largo plazo más de 300.000 casos de sobrepeso, obesidad y otras patologías diversas en la adultez. Todo eso podría implicar un ahorro de 26.530 millones de pesos argentinos en el sistema de salud.

Para difundir los resultados de ese trabajo realizamos infografías (material disponible aquí), realizamos una campaña de difusión en prensa (ver aquí) y participamos de un evento co-organizado con FIC, en el que se analizaron los resultados y un panel destacado de expertos/as exploró las barreras y facilitadores para la implementación de la ley de Promoción de la Alimentación Saludable (PAS) en relación a la prohibición de la publicidad, promoción y patrocinio de bebidas azucaradas.

En síntesis, el alto consumo de las bebidas azucaradas es un verdadero problema de salud pública que obliga a tomar acciones urgentes basadas en la evidencia para enfrentarlo. Y nos sentimos orgullosos de hacer una contribución en ese plano junto a otros actores de la sociedad civil.

Dra. Andrea Alcaraz, coordinadora de Evaluación de Tecnologías Sanitarias del IECS.